30 Sep
30Sep

Si llegaste hasta aquí, espero disfrutes este pequeño pensamiento.

Un nutricionista con obesidad mórbida.
Un policía dejándote ir a cambio de lo que tengas en la billetera.
Un médico con vocación tratando mal al paciente.
Un entrenador del gimnasio sedentario.
Una maestra que no le gusta leer.
Un jefe que predica el "anti-estrés" y es tóxico.
Un... (fill the blank).

Ironías como las anteriores las encontramos todos los días a todas horas a lo largo de nuestras vidas y cuando se presentan no hacemos nada más que juzgar. Pero si enfocáramos la vista hacia adentro nos daríamos cuenta que somos culpables de lo mismo (o peor).

Ya lo sabemos todo, sin embargo, decidimos ponerle off a esa vocecita que nos dice que hay que hacer lo correcto.

Ya sabemos que tenemos que dejar de estar scrolling en Instagram y terminar nuestro trabajo, pero sin darnos cuenta ya perdimos 1 hora o más viendo, analizando, envidiando, deseando y alabando con likes la vida de los demás.

Ya sabemos que la comida chatarra nos hace mal, pero es más fácil pasar al drive-thru, ordenar por el delivery y gastarnos el dinero que pudimos haber invertido, ahorrado ó pagado aquello pendiente, pero preferimos abonarlo a nuestros niveles de colesterol y al "vivir porque total ya nos vamos a morir".

Ya sabemos el daño de criticar, porque sabemos lo mal que se siente, pero preferimos atacar y destruir la imagen del otro sin importar las consecuencias.

Ya sabemos que ese trago de más, es el que va a poner en peligro tu vida, tu relación y tu imagen, pero preferimos tomarlo y vivir con las consecuencias de la “goma moral” y física.

Ya sabemos que tenemos que dedicarle tiempo a nuestra familia, la única que tenemos y a la que le debemos tanto, pero preferimos siempre nuestros “perdón, pero ya había quedado”

Ya sabemos que el verdadero amor está en darle esa última chunk (la más rica) que te queda en el plato, en ese delicioso y quemadísimo sándwich con huevo y tomate que te cocinó, en interesarte por su día, en escucharle sin opinar, en discutir para comprender y no para tener la razón. Pero preferimos, por mucho, ese regalo de lujo y una foto en Instagram con una expresión de cariño pública que no hace en privado.


Ya sabemos todo... pero no nos damos cuenta.
Ya lo sabemos todo…. Pero cuesta.


“Nunca te vas arrepentir de hacer lo correcto” – Mi tata.


Manu Orellana,
Especialista en cometer errores.

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